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domingo, 17 de julio de 2011

el nuevo orden mundial contra el reino de Jehova

¿Cuál organización?... ¿la de Jehová, o la de Satanás?


“Escójanse hoy a quién quieren servir.”—Jos. 24:15.


HOY hay que escoger entre las dos organizaciones más grandes que existen. Históricamente, esto no tiene nada de nuevo, pero hoy día la necesidad de hacer la selección correcta es más urgente que en cualquier otro tiempo. Hace dos mil años un personaje histórico se halló frente a la necesidad de hacer tal selección, y lo que él decidiera sobre esta cuestión entrañaría consecuencias de la mayor trascendencia para todo el universo.


 Dos testigos de este hecho, dos investigadores de los hechos históricos, a saber, Mateo Leví, quien fue recaudador de impuestos, y Lucas, un médico, nos dan el testimonio que establece la veracidad del suceso. El personaje histórico sobre quien estaban puestos los ojos del universo entero era Jesucristo del Oriente Medio. Mateo Leví nos dice que Satanás el Diablo “le mostró todos los reinos del mundo y su gloria, y le dijo: ‘Todas estas cosas te las daré si caes y me rindes un acto de adoración.’” Jesús no disputó contra el que Satanás fuera dueño del mundo organizado, como éste dio a entender, sino que rechazó sin vacilaciones la oferta de Satanás. (Mat. 4:8-10) Jesús rehusó abandonar la organización a la cual ya pertenecía y hacerse parte de la organización de Satanás.


 Un asociado personal de Jesucristo, a saber, uno que había sido pescador, Juan el hijo de Zebedeo, escribió lo que ahora está alistado como el último libro de la Biblia. En ese libro se representa al adversario, Satanás el Diablo, como una criatura compuesta de tal manera que Juan nunca pudiera haberla organizado así en su propia mente. Así, bajo inspiración divina Juan lo representa como “un dragón grande de color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos y sobre sus cabezas siete diademas.” (Rev. 1:1, 9, 10; 12:3) A esa criatura organizada de manera tan extraña se le llama “el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás.” Como resultado de una guerra —imagínese eso— en los cielos invisibles, o la región de los espíritus, el dragón simbólico “fue arrojado abajo a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.” (Rev. 12:7-9) Aquellos ángeles demoníacos que pelearon del lado de Satanás componen la organización de espíritus de éste.


 La organización de Satanás el Diablo también tiene una parte humana, visible. ¿Pertenecemos a ésta o nos ponemos de parte de ella? En el capítulo 13 de Revelación se representa a esta organización como una bestia salvaje que sale del mar. ¿Qué proceder sigue el mundo de la humanidad para con esta criatura simbólica? Escuche: “Y el dragón le dio a la bestia su poder y su trono y grande autoridad. . . . y toda la tierra siguió a la bestia salvaje con admiración. Y adoraron al dragón porque le dio la autoridad a la bestia salvaje, y adoraron a la bestia salvaje con las palabras: ‘¿Quién es semejante a la bestia salvaje, y quién puede combatir con ella?’” (Rev. 13:2-4) Los que adoran la parte terrestre y visible de la organización de Satanás serán desengañados, porque, según Revelación 19:11-21, el glorificado Jesucristo con sus ejércitos de ángeles organizados peleará con la “bestia salvaje” en Har-Magedón y la destruirá.—Rev. 16:14-16.


 Hasta que eso acontezca, sigue existiendo aquello a lo cual el apóstol Pablo se refiere en Efesios 2:2, el “sistema de cosas de este mundo, conforme al gobernante de la autoridad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de la desobediencia.” También, en 2 Corintios 4:4, Pablo dice que “el dios de este sistema de cosas ha cegado las mentes de los incrédulos.” ¿Con qué propósito? “Para que la iluminación de las gloriosas buenas nuevas acerca del Cristo, que es la imagen de Dios, no resplandezca a través a ellos.”


 En Efesios 6:12 Pablo pone al descubierto a la organización invisible del Diablo, pues allí leemos: “Tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales.” Aquí Pablo no está diciendo que la organización de Satanás no tenga una parte visible terrestre. Simplemente está recordándonos que como cristianos no estamos peleando un combate violento contra los elementos humanos visibles de la organización de Satanás con el fin de derribar a ésta. Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra en forma carnal, no trató de derribar la organización de Satanás, y tampoco deben tratar de hacerlo sus seguidores, porque estarían desperdiciando su tiempo en tal esfuerzo, y fracasarían. Tienen que llevar a cabo una guerra espiritual para no dejar que se les haga parte de la organización de Satanás, y para esto es preciso que tomen para sí la armadura y las armas que Pablo describe en Efesios 6:11-18.


 No se puede negar que Satanás tiene una organización poderosa con una parte invisible y una visible. Satanás el Diablo es un imitador con el propósito de engañar, y el hecho de que él tenga una organización demuestra, en realidad, que su adversario principal, Jehová Dios, también tiene una organización. De modo que Satanás, el imitador, ha engañado a multitudes de personas y les ha hecho pensar que están aceptando y adoptando la cosa correcta y debida, y aliándose con ésta. (2 Cor. 11:13-15) Como ilustración de esto, piense en la parábola de Jesús acerca del trigo y la cizaña. Al principio la apariencia de la cizaña era tan semejante a la del trigo que en aquella etapa temprana de desarrollo existía el peligro de desarraigar las plantas tiernas de trigo en vez de la cizaña que el Diablo había sembrado. (Mat. 13:24-30, 36-43) Jesús explicó que la cizaña, o mala hierba, representó a “los hijos del inicuo, y el enemigo que la sembró es el Diablo.”


 En la siega que está aconteciendo ahora durante la ‘conclusión de un sistema de cosas,’ la mala hierba simbólica constituye el predicho anticristo. El apóstol Juan dijo lo siguiente en su primera carta que escribió hacia fines del primer siglo: “Así como han oído que el anticristo viene, aun ahora han llegado a haber muchos anticristos . . . Este es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.” (1 Juan 2:18, 22) Esto concuerda con lo que el apóstol Pablo escribió con unos 50 años de anterioridad respecto al día de Jehová. Él dijo: “No vendrá a menos que primero venga la apostasía y el hombre de desafuero quede revelado, el hijo de la destrucción.” Por supuesto, Pablo no estaba refiriéndose a ningún hombre literal, puesto que pasó a decir: “Es verdad, el misterio de este desafuero ya está obrando; . . . Pero la presencia del desaforado es según la operación de Satanás con toda obra poderosa y señales y portentos mentirosos y con todo engaño injusto para los que están pereciendo, como retribución porque no aceptaron el amor de la verdad para que fuesen salvos.”—2 Tes. 2:3, 7-10.


 De esas palabras queda patente que el anticristo, el hombre de desafuero apóstata, “el misterio de este desafuero,” es la obra maestra de Satanás en la forma de una organización. Es una imitación del cristianismo organizado y, por eso, adversario de éste. Como sustitutivo del verdadero cristianismo organizado, tiene su expresión en la moderna cristiandad, un nombre que quiere decir región del cristianismo. Ese nombre ciertamente es engañoso, porque la cristiandad realmente es la parte más poderosa de Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa, que está bajo el mando de Satanás el Diablo como emperador.


  A la luz de lo que dijeron los apóstoles Pablo y Juan, la cristiandad es el resultado de un haberse desviado de la congregación original y verdadera de Jesucristo; realmente es el producto de haber apostatado de ella, sí, constituye una rebelión contra ella. A diferencia de la congregación cristiana del primer siglo, la cristiandad de hoy día abraza más de mil organizaciones religiosas sectarias, cada una de las cuales sin excepción afirma ser cristiana, la exponente del cristianismo bíblico.


¿SU NOMBRE?


  Con referencia a aquellas organizaciones religiosas divididas de las cuales se compone la cristiandad, la revista Watch Tower, en su número de febrero de 1884 (hace casi un siglo), dijo lo siguiente bajo el encabezamiento “Nuestro Nombre”:


  “Nuevos lectores de todas partes del país constantemente inquieren: ¿Qué nombre se dan ustedes? ¿Son ustedes ‘bautistas primitivos’? ¿Son ‘bautistas misionales’? ¿Son ‘universalistas’? ¿Son ‘adventistas’? ¿Son ‘metodistas primitivos’? etc., etc. Varias veces hemos tratado de aclarar nuestra posición, y ahora nos esforzamos por hacer lo mismo de nuevo en pocas palabras.


  “No pertenecemos a NINGUNA organización terrestre; por eso, si se menciona la lista entera de las sectas, debemos contestar: No, a cada una y todas. Nos adherimos únicamente a esa organización celestial... ‘cuyos nombres están escritos en el cielo.’ (Heb. 12:23; Luc. 10:20.) Todos los santos que ahora viven, o que han vivido durante esta era, pertenecían a NUESTRA ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA: éstos son todos UNA SOLA Iglesia, y el Señor no reconoce a NINGUNA OTRA. Por eso, cualquier organización terrestre que estorbe en lo más mínimo a esta unión de santos está en oposición a las enseñanzas de la Escritura y opuesta a la voluntad del Señor... ‘que sean UNO.’ (Juan 17:11.)”


  Indicando que los miembros consagrados y bautizados de la iglesia o congregación verdadera engendrada por espíritu están unidos a la parte invisible y celestial de la organización de Dios, la Watch Tower, en su número de marzo de 1883, página 6, dijo lo siguiente:


  “Pero, aunque al hombre natural le es imposible ver nuestra organización, porque no puede entender las cosas del Espíritu de Dios, confiamos en que usted pueda ver que la Iglesia verdadera está organizada muy eficazmente, y está en el mejor arreglo posible para funcionamiento. . . .


  “Puesto que reconocemos esta organización, que es del Espíritu, y no deseamos integración alguna con los mundanos, que no pueden verla ni comprenderla, estamos completamente dispuestos a soportar el vituperio que le viene a un pueblo especial. . . .


  “Tenemos fe ilimitada en nuestro Capitán; y esta organización perfecta, invisible al mundo, marcha adelante a victoria segura y gloriosa.”


   En el año 1904 la Sociedad Watch Tower Bible and Tract publicó el libro intitulado “The New Creation” (“La nueva creación”). El título de esa publicación estaba basado en los siguientes textos bíblicos: “Por lo tanto si algún hombre esta en el Cristo, es una criatura nueva: las cosas viejas han pasado; he aquí, todas las cosas se han hecho nuevas.” (2 Cor. 5:17, Authorized Version) “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión logra nada, ni la incircuncisión, sino una criatura nueva.” (Gál. 6:15, AV) El Estudio V del Tomo 6 de los Studies in the Scriptures (Estudios de las Escrituras), página 195, empieza diciendo: “Tal como la Nueva Creación no alcanzará su perfección o estado completo sino hasta la Primera Resurrección, así será solo entonces cuando su organización estará completa. La figura del templo ilustra esto: como piedras vivas se nos llama o invita actualmente a lugares en el templo glorioso, y, como explica el Apóstol (1 Ped. 2:5), vamos a Jesús, que, como representante del Padre, nos da forma, nos cincela, nos ajusta y nos pule para lugares en el glorioso Templo del futuro... el lugar de reunión entre Dios y el mundo.” Apropiadamente, el título de ese Estudio o Capítulo V es “La organización de la Nueva Creación.”


   Lo antedicho ilustra cómo las personas que habían salido de Babilonia la Grande y se habían asociado con la Sociedad Watch Tower Bible and Tract veían los asuntos antes del súbito comienzo de la I Guerra Mundial en 1914. Después de las experiencias duras que tuvieron durante aquel conflicto mundial, los miembros leales de la “nueva creación” de Dios se hallaron en mayor desacuerdo con Babilonia la Grande que en cualquier tiempo anterior. El discernimiento espiritual que tenían respecto a muchas profecías bíblicas que habrían de cumplirse desde 1914 se les agudizó. Se celebró una asamblea posbélica de muchos centenares de ellos en Cedar Point, Ohio, E.U.A., del 1 al 8 de septiembre de 1919, y empezaron a discernir los detalles de la obra de Dios que les esperaba. ¡La expresión “organización de Dios” empezó a destacarse!


   En septiembre de 1922 se celebró una segunda asamblea en Cedar Point, Ohio. El viernes 8 de septiembre, que en el programa estaba designado como “El Día,” J. F. Rutherford, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract, pronunció su discurso histórico, basado en Mateo 4:17 (AV), “El reino de los cielos se ha acercado.” Trató detalladamente sobre el capítulo 6 de la profecía de Isaías, en la aplicación que ésta tiene en el día moderno. Sus palabras directas respecto a la organización del enemigo merecen que se les vuelva a publicar:


  “Jehová, el gran gobernante del universo, en quien estriba legítimamente toda dominación, planeó la redención y liberación de la raza humana y organizó a la nación de Israel para prefigurar tal cosa. Con aquella nación organizó la religión verdadera, y mandó que lo adoraran a él como el único Dios verdadero. Satanás, el adversario, el Dios mímico, organizó la religión falsa entre la gente que rodeaba a Israel, e hizo que los israelitas lo adoraran a él y a otros diablos. El poder que Jehová ejerce sobre su pueblo es el espíritu santo. El vínculo que une a Satanás y sus seguidores es el espíritu malo. Debido a que Israel cedió a las maquinaciones de Satanás, fue vencido por él. Dios pronunció un decreto contra aquella nación, e hizo que se cumpliera ese decreto en 606 a. de la E.C.; y allí Satanás llegó a ser el dios de este mundo También se le llama el príncipe de la potestad del aire, lo cual señala a su organización visible e invisible. . . .


  “Los príncipes financieros y los poderosos gobernantes de la Tierra se reunieron en París para celebrar una conferencia de paz, y el clero de la cristiandad nominal participó con ellos; y como resultado se produjo la Sociedad de las Naciones, el sustitutivo final del diablo para el reino del Mesías. La cristiandad nominal no solo estaba aliada entonces con el negocio en grande y la política en grande, sino que se jactaba de ese hecho; y la iglesia nominal (ahora una parte de la organización del diablo, sin autoridad alguna para servir en el puesto sacerdotal) se presentó para ofrecer incienso. . . .


  “. . . Pero, ¿oirán los líderes eclesiásticos y el rebaño de ellos, que dan su apoyo a la organización del diablo? El profeta del Señor responde: ‘Oiréis, mas no entenderéis, viendo veréis, mas no percibiréis. . . .’”


   En armonía con su texto principal sobre el reino de Dios mediante Cristo, J. F. Rutherford llegó al punto culminante de su discurso conmovedor al decir:


  “Proclamen el mensaje lejos y extensamente. El mundo tiene que saber que Jehová es Dios y que Jesucristo es el Rey de reyes y Señor de señores. Este es el día de todo día. ¡Miren, el Rey reina! Ustedes son sus agentes de publicidad. Por lo tanto, anuncien, anuncien, anuncien al Rey y su reino.”—The Watch Tower del 1 de noviembre de 1922, páginas 331-337.


   En su número del 15 de diciembre de 1922, bajo el subtítulo “Organización del campo,” The Watch Tower dijo en su informe anual: “La eficacia con que es preciso que se dé el testimonio necesariamente depende, en gran manera, de los esfuerzos organizados que se hagan en el campo.” (Página 389) Desde aquel año posbélico (1922) la población mundial ha aumentado por dos mil millones de habitantes de la Tierra. También han aumentado las filas de los que anuncian al Rey nombrado de Jehová y su reino mesiánico. A la luz del testimonio eficaz que éstos han dado hasta ahora, los testigos bautizados y dedicados de Jehová han dado un testimonio imborrable en cuanto a la posición que ellos ocupan sobre la cuestión suprema del día: “¿Cuál organización?, ¿la de Jehová o la de Satanás?”

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